martes, 30 de diciembre de 2014

Caliche e incienso



El polvo del caliche del Sabino lo recuerda esta gente de cuando llegó. Nada de asfalto ni concreto. Arena y viento. Casi desierto.
El humo del incienso es mi recuerdo. Arrodillados, recitando padrenuestros inacabables. Así era aquel espacio  dominical. Tal vez por eso detesto los humos del incienso.
Polvo y humo. Caliche e incienso. Se levantan ante los ojos para no dejar ver la vida que viene.

El pueblo sabio, en su lucha de siempre, vence el caliche en unión y esfuerzo. La fe sencilla vence al incienso con la honradez de lo real.

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